Pedro es un chico que vive su abuelo en el campo, donde es feliz jugando entre árboles y animales. Un lobo hambriento sale del bosque y devora al pato que vive en la charca del jardín de Pedro. Pero el niño no se asusta, y ayudado por su pajarito, lo atrapa con astucia y valentía. Los cazadores llegan buscando al lobo, pero este ya está atado por Pedro, y entre todos deciden llevarlo al zoológico.
Pedro y el lobo es el célebre cuento musical de Serguei Prokofiev, origen y padre de todos los cuentos musicales. La versión escénica de esta obra, por parte de la compañía granadina Etcétera, dirigida por Enrique Lanz, se ha convertido a lo largo de los años en todo un clásico de las producciones para niños. Prokofiev partió de un sencillo cuento para llevar hasta los niños toda la complejidad de la orquesta, creando una pieza musical impres-cindible para la iniciación de los futuros aficionados.
En Pedro y el lobo se suceden en muy poco tiempo diferentes momentos dramáticos, que van desde el suspense al humor, repre-sentados por unos personajes cla-ramente reconocibles por su dife- rente color musical. La sencillez del cuento, los marcados momentos dramáticos y los colores muy definidos, son el punto de partida para crear una puesta en escena de la máxima ingenuidad, que subraya con eficacia y nitidez lo que el texto y la música nos cuentan.
Tras la orquesta, que ocupa el primer plano, y con un lenguaje visual claro y directo, como dibujos de niños sobre una gran pizarra, donde no sobra nada, se recrea un ambiente mágico que atrapa desde el principio al espectador, no permitiéndole otra cosa que soñar e imaginar, sumergido en esa sustancia misteriosa compuesta de palabras, música y formas, en continuo movimiento, que es este espectáculo.