Neón es un espectáculo creado específicamente para público infantil en el que confluyen tres elementos fundamentales: el circo, la música en directo y la luz.
La propuesta de Truca Circus y los elementos circenses de los que se sirve: rueda cyr, hula hops, manipulación de objetos, acrobacia y clown supone para los jóvenes espectadores un espectáculo sensorial y poético fascinante.
En una noche cualquiera, un dormitorio cualquiera se transforma en un portal dimensional desde el que dos hermanos, un niño y una niña, comenzarán una travesía cósmica. Mientras, su entrañable abuelo no sabe si cancelar la aventura o sumarse a la fantasía. Viajeros interestelares que brincan entre satélites, planetas, cometas y estrellas. Pequeños asteroides luminosos que se posan en nuestro hombro. Hulahops que comunican distintos universos. Una rueda cyr que nos impulsa al espacio exterior a velocidad de vértigo.
Nunca he dirigido circo ni ningún espectáculo infantil. Así que cuando Gonzalo Andino (Noletia) me propuso este proyecto, tuve que pensar mucho en cómo afrontarlo y en qué podía yo aportar a este proceso de creación. Por suerte, hubo un factor fundamental: Gonzalo quería realizar un espectáculo sobre la luz. Y ahí sí tengo algo de experiencia, tanto a nivel profesional (diseñando luces también para espectáculos infantiles) como a nivel personal.
Desde siempre me ha fascinado la relación de los niños con la luz y la oscuridad. Desde los cuentos clásicos, a películas de referencia sobre la infancia. La oscuridad y la luz siempre ha sido un elemento recurrente en estos relatos. Pero también es verdad que han sido elementos asociados a “lo bueno” y “lo malo”.
Para mí, este binomio cambió cuando fui padre. A través de los ojos de mi hija descubrí que “lo bueno” y “lo malo” son conceptos que nosotros inculcamos a nuestros hijos. Para ellos, a priori, la oscuridad no tiene nada de malo y encierra misterios que generan curiosidad. Descubrí la pedagogía de la luz y una serie de cuentos contemporáneos que abren nuevas puertas a esa curiosidad de los más pequeños. En lugar de acotarnos el mundo, nos lo abren.
Es desde esa curiosidad desde la que planteamos el trabajo en el proceso de creación. Nos acercamos a la luz, a la música y al circo con esa inocencia infantil, dejándonos sorprender por todo, intentando mantener una mirada no viciada, no condicionada, sin prejuicios, sin ideas preconcebidas. Como si fuese la primera vez que descubrimos todo. Buscando esa sensación, esa emoción que queremos provocar en los espectadores de «Neón»: la curiosidad y el descubrimiento de todo lo que se esconde en la oscuridad. Como si la oscuridad fuese un lienzo en blanco para la imaginación. No hay miedo, no hay trauma. Hay misterio. Y ganas de adentrarse en ese misterio.