Presentará su albún “Me cuesta decir la verdad” el 1 de diciembre a las 21:00h. en el Gran Teatro de Huelva.
Me cuesta decir la verdad es en efecto una suerte de terapia musical con la que Jesús González Moreira intenta exorcizar un pasado marcado por el acoso escolar, cuyos malos recuerdos volvieron durante el confinamiento. Nada mejor que darles forma de canción, sirviéndose para ello de una colección de letras honestas envueltas en una sonoridad mágica. Este músico, curtido en mil batallas (Raimundo Amador, Capitán Cobarde, Genérica, Van Moustache, Vamp), utiliza ahora su propia voz para ayudar «a todos esos chavales que sufren en los institutos», y también a sus acosadores, «para que entiendan que lo que hacen tiene consecuencias».
Aunque su título podría indicar lo contrario, el nuevo disco de Moreira contiene muchas certezas y un puñado de grandes canciones, de esas que son capaces de tocarnos la fibra. Una colección de cinco cortes deliciosos que nacieron después de esa especie de catarsis que supuso para todos el confinamiento. Porque Jesús no tuvo una infancia fácil y eso ha tenido un reflejo directo en su música. Él mismo explica que cuando era adolescente pasó una de las épocas más difíciles de su vida, «seguramente la peor», puntualiza el cantautor afincado en Barcelona. Los episodios de acoso escolar le obligaron a cambiar de centro e incluso a enfrentarse a un proceso judicial.
«Negro de mierda», «gordo», «dónde te has dejado la patera» y muchas otras expresiones crueles se convirtieron en parte de su día a día, recuerda Moreira. Y aunque por aquel tiempo asegura que no le pareció para tanto, «porque tenía unos amigos brutales en el conservatorio, y a la música de mi lado«, el encierro los trajo de vuelta. Aunque ya han pasado más de 13 años de aquello, el artista explica que en la pandemia «escenas que ni siquiera creía recordar, volvieron a mi cabeza en forma de pesadillas. No dormía mucho, y cuando me despertaba mal, lo único que me salía era escribir y coger la guitarra».
De ahí nació este Me cuesta decir la verdad con el que ahora nos deleitamos. El propio artista confiesa que se aleja mucho de su anterior proyecto, ese Sol de invierno que recibimos en 2019, «pero es que no soy la misma persona», afirma. Y aunque su amplio bagaje musical le permite coquetear con variadas influencias del jazz, el indie o el britpop, la honestidad de estas letras y su estado de ánimo le pedían a Moreira «algo más pequeñito, más acústico y detallista».