La obra que Antonio Belmonte nos presenta en esta exposición se ve envuelta en una atmósfera única donde conviven moradores, sombras nómadas sin una forma concreta.
En su pintura podemos observar paisajes introspectivos que no surgen de la observación, si no de la propia búsqueda interior que el artista hace de sí mismo.
En el paisaje hay ausencia de referencias arquitectónicas y de un contexto socio-cultural que nos ubique en una época concreta de la historia, por lo que sus paisajes son anacrónicos. No existe espacio ni tiempo.
Los horizontes se muestran como una ventana donde asomarnos, trascendiendo más allá de la propia naturaleza.
Exposición de pintura “Camino de perfección” de Antonio Belmonte en la Casa Colón
Las atmósferas están cargadas de brumas y nieblas que Belmonte sabe ejecutar con pinceladas maestras, creando así unos paisajes invernales y húmedos llenos de nostalgia y melancolía que invita al espectador a su contemplación y reflexión. Cabe señalar que, precisamente el invierno es la época del año en la que el artista se inspira y crea su obra. Podemos observar panoramas que nos presentan amaneceres y atardeceres relajantes, con tonalidades, en su mayoría frías. Los tonos cálidos, a pesar de serlo, muestran frialdad, recreando en todo momento un paisaje invernal.
Los paisajes nos recuerdan a la obra del reconocido pintor inglés William Turner que elevó el arte del paisaje a la altura de la pintura de historia. A Turner, al igual que a Belmonte, le preocupaba recrear el lado dramático de la naturaleza, estableciéndose entre ellos un claro paralelismo en la búsqueda de atmósferas que transcienden más allá de la propia naturaleza.
Las sombras humanas que aparecen despojadas de vestiduras y de cualquier contexto socio-cultural, son también seres anacrónicos y universales.
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Los seres expresan emociones. En algunas obras podemos percibir en ellos alegría a través de bailes y movimientos cargados de efusividad, sin embargo en otras, las sombras aparecen contemplativas, receptivas, expectantes. El autor representa de este modo sus propias emociones, pudiendo empatizar el espectador con él a través de sus pequeñas criaturas, mediante lo psicológico del paisaje, de las emociones que estos moradores de otras tierras nos transmiten.
Podéis visitarla del 23 de mayo hasta el 29 de junio.