EL VIENTO ES SALVAJE es una recreación libérrima de dos de los personajes femeninos más apasionantes de la historia de la cultura universal: Fedra y Medea. El autor a través del cual las conocimos, EURÍPIDES, ha sido considerado tradicionalmente un experto conocedor y hábil retratista de las pasiones femeninas. Para una compañía integrada por mujeres, la tentación de bucear en estos seres humanos era casi imposible de resistir.
Eso sí: nosotras nos traemos a estas dos heroínas al sur del sur, a Cádiz, y nos preguntamos:
“¿Cómo haríamos nosotras una tragedia? ¿Cómo resonarían estos mitos clásicos enmarcados en nuestro paisaje, narrados con nuestro acento?”
Durante todo el proceso, nos hemos dejado guiar por la fascinación que ejercen sobre nosotras estos personajes clásicos, estas mujeres que se ven abocadas a cumplir con un destino inexorable, arrastradas por la fatalidad, por una naturaleza genuina y arrasadora de la que no pueden escapar. Hembras míticas que llevan al extremo la emoción y el sentimiento, sin pudor y sin censura. “Si hay pasión, no hay reflexión”, dice Medea. Hemos traído esos mitos hasta nuestro mundo, para que respiren nuestro aire, nuestras circunstancias, nuestras costumbres y nuestras maneras de decir y hacer.
Humor, mucho humor al más puro estilo gaditano
Y aquí las tienen ustedes. Las hemos despojado de sus peplos, de sus túnicas azafranadas, les hemos prestado nuestros ropajes, y las hemos sumergido en nuestro mundo para convertirlas en heroínas de nuestros días, heroínas de un sur brillante y salado que también tiene milenios de historia a sus espaldas.
Nuestra Fedra y nuestra Medea son personajes que viven dentro de una realidad aparentemente gris, anodina. Nada especial hay en sus vidas. Solo cuando surge el conflicto, asumen repentinamente la actitud de la heroína trágica, se colocan bajo la influencia de una fatalidad antigua que terminará destruyendo todo lo que encuentre a su paso. En palabras lorquianas, se convierten en míticas “tortugas fenicias” con una consciencia de sí mismas ancestral, anclada a partes iguales en el corazón y la cabeza.
¿Y cómo se hace eso? ¿Cómo es una tragedia en Cádiz? En nuestra cabeza retumba de manera intuitiva esa frase que hemos escuchado tantas veces desde nuestra infancia: “Lo que está contando es una tragedia, pero te tienes que reír”.
Porque nosotras no huimos del humor. Forma parte de nuestra esencia y de nuestra forma de mirar la vida. Pero en este caso, al contrario de lo que sucedía en Lysístrata, el humor tiene una raigambre resquebrajada, dolorosa… Podemos decir que con nuestra Fedra y nuestra Medea, el humor se hace mítico y jondo, y por el contrario la tragedia adquiere una dimensión cotidiana.
Para levantar este inmenso castillo de emociones, contamos además con la colaboración de alguien con una mirada tan brillante como mágica, tan del sur y tan universal como es la de JOSÉ TRONCOSO. Viejo amigo en nuestros inicios teatrales, volvemos a encontrarnos en el camino años después con este proyecto apasionante, en el que constatamos la enorme sintonía que existe entre nuestros universos creativos, los cuales tienen además un nexo común e insoslayable: Cádiz.
“Mientras que una crecía confiada Mimada por la vida y sonriente La otra se sentía desgraciada…”
Muchos de los grandes temas de la tragedia están presentes en nuestra obra: el enfrentamiento del ser humano con la divinidad, en un pulso que solo puede conducir a la destrucción de los seres más queridos por haber osado cuestionar a los dioses; el destino inevitable de las heroínas, arrastradas por pasiones que siempre vencen a cualquier razonamiento; el mensajero que trae consigo solo noticias aciagas; la voz del pueblo, que observa expectante, y que comenta en voz alta la debacle de las dos Amigas, la destrucción de dos vidas que parecían solo una.
El nuevo espectáculo de Las Niñas de Cádiz es una reflexión, lúdica y “jonda” sobre la suerte, los celos y la culpa
Todo ello en verso, recitado o cantado, marcando el ritmo impasible de la tragedia. Estrofas denominadas “cultas” por la tradición literaria como el soneto, la lira, los tercetos, los pareados, la décima… Y otras más populares como el romance, la quintilla, o las cuartetas típicas del romancero carnavalesco gaditano… En nosotras hay siempre un empeño en fusionar lo culto con lo popular, es un terreno que nos apasiona y que nos enriquece, y al que no queremos renunciar.
Al igual que no queremos renunciar al humor, un humor trágico si se quiere, pero humor, siempre presente en nuestro mundo, como una forma de mirar la vida desde un lugar que nos ayuda a sobrellevarla. El humor como herencia de la tierra de donde venimos, y a la que siempre volvemos, inevitablemente: Cádiz. El aliento será trágico, cómo no, pero la función estará atravesada por la carcajada. Porque sabemos que en toda historia terrible hay una paradoja, una contradicción que puede llevar a la comedia; y al contrario, en todo arranque de humor hay un fondo de tragedia.