A punto de dar su discurso de investidura, un recién elegido presidente de gobierno se enfrenta a un inesperado problema: un grotesco tic nervioso amenaza con arruinar tan solemne momento. Un psiquiatra acude para atenderlo y se inicia una divertida e incisiva batalla dialéctica entre los dos. ¿Que esconde cada cual? ¿Cuales son las verdaderas intenciones de uno y otro? ¿Que hechos de nuestra vida marcan nuestro futuro y, sobre todo, nuestra vocación?
Un pulso dialéctico que construye esta obra de teatro, sin recurrir a la parodia explícita pero sin rechazar las inevitables alusiones a la actualidad.
Un grotesco tic nervioso amenaza con arruinar tan solemne momento. Un psiquiatra acude para atenderlo y se inicia una divertida e incisiva batalla dialéctica entre los dos. ¿Qué esconde cada uno?
¿Cuáles son las verdaderas motivaciones de uno y otro? ¿Qué hechos de nuestra vida marcan nuestro futuro y, sobre todo, nuestra vocación?
“Siempre me inquietó saber cuales son las motivaciones reales que llevan a alguien a ser presidente de su país. Una responsabilidad que rehuiríamos la mayoría de los ciudadanos. Sospecho que además de la ambición de poder o de las ansias legítimas de mejorar el mundo hay otros motivos que quizás ni el mismo candidato conoce. A partir de esta premisa inventé El electo, una comedia sobre un Presidente que el día de su discurso de investidura descubre los verdaderos motivos que lo trajeron a donde lo trajeron.“